miércoles, 4 de diciembre de 2024

El pulseo verbal.

En las interacciones de las personas se manifiestan dinámicas que se han descrito por diferentes autores de distintas formas. En mi experiencia he notado que sea por mi negritud, apertura, humildad o algún factor que aun no identifico, he necesitado incurrir en comportamientos simétricos cuando trato de comunicar datos fácticos con allegados, supervisados y familiares. Interesantemente cuando digo bromas, el comportamiento simétrico no es necesario, las bromas las creen. A lo largo de mi vida he denominado “pulsear” a estos comportamientos simétricos. Lo he llamado de esa forma porque así es cómo se siente, cómo si estuviera jugando ese deporte en el que los hombres competían su fuerza en lucha de brazos. Este estamento previo me trae recuerdos de la película “Over the top”, hasta me veo colocandome la gorra al revés.




"Over the Top" (1987) es una película estadounidense de acción y drama dirigida por Menahem Golan y lanzada en 1987. La película está protagonizada por Sylvester Stallone en el papel principal de Lincoln Hawk, un camionero y luchador de brazo que lucha por reconectar con su hijo distanciado, mientras compite en un torneo de lucha de brazo de alto nivel.

Entonces, ¿Por qué ocurre esto? He logrado analizar por muchos años la dinámica. A mi juicio es una dinámica que tiene componentes subyacentes en el respeto, la envidia y la afiliación. Me explico, cuando una persona no es valorada, puede ser por múltiples factores, pero cuando una persona es valorada y surgen estas dinámicas me hace pensar que esa valoración es frívola. He podido observar que cuando el respeto es genuino, no surgen las dinámicas, en otras palabras, cuando alguien te respeta, trata de entenderte y afiliarse, no competir. Por otro lado, cuando alguien le estresa el abandono incurre en comportamientos complementarios, ¿que es eso?, pues subyugación. Subyugación en el sentido que por no perder el vínculo, no escala, sino que se doblega y asume un rol complementario descrito antes por Bateson.

Los comportamientos complementarios y simétricos descritos por Gregory Bateson se originan en la teoría de la comunicación humana y la interacción interpersonal. Bateson, un antropólogo, sociólogo y cibernético, observó y analizó patrones de comportamiento en las relaciones humanas, particularmente en cómo las personas se comunican y se relacionan entre sí. En el caso de los comportamientos complementarios, las acciones de una persona tienden a complementar o compensar las acciones de otra. Por ejemplo, si una persona adopta un comportamiento dominante, es probable que su interlocutor adopte un comportamiento sumiso para equilibrar la dinámica de poder. Este tipo de interacción crea una especie de "danza" en la que cada persona responde de manera complementaria a la otra.

En contraste, los comportamientos simétricos implican que las personas respondan de manera similar a las acciones de los demás. Por ejemplo, si una persona adopta una postura agresiva, es más probable que su interlocutor responda con agresión también, lo que puede intensificar el conflicto. Este tipo de interacción puede conducir a ciclos de escalada en los que cada parte trata de igualar o superar la conducta de la otra.

Cómo se menciona al comienzo, estos patrones de comportamiento pueden surgir en una variedad de contextos, como relaciones interpersonales, negociaciones, conflictos y dinámicas grupales. Bateson creía que entender estos patrones era crucial para comprender la comunicación humana y las relaciones sociales, así como para abordar problemas de conflicto y disfunción en dichas interacciones.
Bateson también sugirió que estas dinámicas pueden tener implicaciones profundas en la naturaleza de las relaciones humanas y en la forma en que las personas interactúan entre sí. El observó que los comportamientos complementarios y simétricos pueden convertirse en patrones repetitivos en las interacciones humanas. Estos patrones pueden perpetuarse y reforzarse con el tiempo, creando ciclos que pueden ser difíciles de romper. También destacó que los comportamientos complementarios y simétricos están estrechamente relacionados con las dinámicas de poder en las relaciones humanas. Por ejemplo, en una relación jerárquica, es común que surjan comportamientos complementarios donde una parte adopta una postura dominante y la otra parte se vuelve sumisa. Del mismo modo, en relaciones horizontales, las dinámicas simétricas pueden surgir cuando ambas partes tratan de igualar o superar el poder percibido del otro.

El argumentó que estas dinámicas pueden influir en la calidad y efectividad de la comunicación entre las personas. Por ejemplo, en relaciones simétricas donde ambas partes intentan dominar la conversación, puede haber dificultades para escuchar y comprender los puntos de vista del otro. Por otro lado, en relaciones complementarias, puede surgir una falta de equilibrio en la participación y la toma de decisiones. Entrar exclusivamente en cualquiera de estas modalidades acarrean importantes implicaciones en la forma en que las personas se relacionan entre sí. Loclgrando impactar en gran medida la estructura de las relaciones, la distribución de poder y la calidad de la comunicación en diversos contextos sociales.

Por otro lado, ¿Quién no se ha hallado en medio de una argumentación racional y te la voltean con un “gaslighting”? El gaslighting es una forma insidiosa de abuso psicológico en la que una persona manipula la realidad de otra para hacerla dudar de su propia percepción, memoria e incluso cordura. El término se originó a partir de la obra de teatro "Gas Light" (1938) y su adaptación cinematográfica "Gaslight" (1944), en la que un marido manipula gradualmente el entorno de su esposa para hacerla creer que está perdiendo la razón. Esta forma de abuso es especialmente perniciosa porque socava la confianza y la autoestima de la víctima, a menudo dejándola confundida y desorientada.


El gaslighting puede manifestarse de diversas maneras, desde negar eventos o conversaciones que realmente ocurrieron hasta distorsionar la verdad para favorecer al manipulador. Puede incluir también minimizar los sentimientos de la víctima, culparla por situaciones que no son su responsabilidad o incluso hacerla sentir que está exagerando o inventando las cosas. A lo largo del tiempo, las víctimas de gaslighting pueden comenzar a cuestionar su propia percepción de la realidad, lo que puede llevar a problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión e incluso el trastorno de estrés postraumático.

Es importante reconocer los signos del gaslighting y buscar apoyo si uno sospecha que está siendo objeto de este tipo de abuso. La teoría de Johnson sobre la violencia doméstica proporciona un marco comprensivo para entender el gaslighting dentro de las relaciones abusivas. Johnson propone que la violencia doméstica no solo se limita a incidentes físicos, sino que también incluye formas de control coercitivo y manipulación psicológica. El gaslighting, como táctica de abuso psicológico, se alinea perfectamente con esta perspectiva. En las relaciones donde una parte busca ejercer poder y control sobre la otra.

Dentro del ciclo de violencia propuesto por Johnson, el gaslighting puede formar parte del período de construcción de tensión, donde el abusador utiliza tácticas de manipulación emocional para aumentar la dependencia y la sumisión de la víctima. A través de la distorsión de la realidad y la invalidación de las experiencias de la víctima, el abusador refuerza su dominio y perpetúa la dinámica de poder desigual en la relación.

Entonces, al integrar las perspectivas de Johnson sobre la violencia doméstica y la teoría de Bateson sobre la comunicación humana, podemos entender mejor cómo el término  “pulseo” opera dentro de las dinámicas abusivas. Desde la mirada de Johnson, el gaslighting se revela como una estrategia de control utilizada por los agresores para mantener su poder sobre la víctima. Al socavar la percepción de la realidad y fomentar la confusión, el “pulseo” interrumpe el flujo de información y la comprensión mutua, perpetuando así la dinámica de poder desigual entre las partes. En última instancia, la integración de estas teorías resalta cómo el “pulseo” no solo es un síntoma de la violencia doméstica, sino también una estrategia para afrontar el control y la subyugación.

A mi juicio y lo que he hallado en la literatura hasta ahora, no tenemos un origen exacto del origen, pero estas teorías aportan información útil de qué motiva a las personas a incurrir en estas dinámicas. Además de lo mencionado anteriormente, he observado patrones que pueden apuntar al racismo, prejuicio, celos, celo profesional, miedo del abandono, desprecio, menosprecio, etc. También es importante que las personas puedan entender la dinámica con mayor precisión para dar paso a entender, o tratar de entender el origen de lo que se observa, en vez de prestar tanta atención al “pulseo” o al “gaslight” en medio de la interacción y mejore su comunicación. 






Reflexión sobre la conexión emocional, los gestos y el valor de las palabras

    Tuve una conversación con mi amiga sobre un dibujo que ella realizó a la edad de 6 años. El mismo, lo halló guardado en un libro de su fallecido padre con la fecha de diciembre de 1998. Este evento motivó este escrito acerca de la manera en que expresamos nuestros sentimientos y cómo estos perduran en el tiempo. Me intrigó pensar en qué otros gestos o palabras podrían haber quedado sin expresar y, a su vez, en la importancia de establecer una conexión emocional profunda con nuestros seres queridos.



    Como padres, a menudo asumimos que el amor que brindamos a nuestros hijos se comprende de manera implícita, subestimando el poder transformador de las palabras y los gestos de afecto. Esta reflexión ha cobrado una relevancia significativa en mi vida, especialmente desde que he empezado a comprender la importancia de expresar abiertamente mis sentimientos hacia mi hija Sofia. Con apenas 5 años de edad, ella se encuentra en un período crucial de desarrollo emocional, donde cada palabra y acción puede influir en su percepción del mundo y de sí misma.


    Me he comprometido personalmente a dedicar tiempo para conectarme con mi hija de una manera más profunda. Nos sentamos juntos y exploramos temas que van más allá de lo cotidiano; le expreso lo especial que es para mí, cuánto significa tenerla en mi vida y mis esperanzas y sueños para su futuro. Estas conversaciones no solo han fortalecido nuestro vínculo emocional, sino que también me han permitido descubrir aspectos nuevos de mí mismo como padre y como individuo.


    El dibujo de "L", como cariñosamente la he denominado, sirve como un recordatorio tangible del valor de los pequeños gestos de amor y aprecio. La acción de su padre al guardar ese dibujo durante tantos años, con la fecha meticulosamente anotada, demuestra cómo los detalles más simples pueden convertirse en símbolos de amor perdurable. Es un testimonio del poder de la atención plena y de la conexión emocional genuina entre padres e hijos.


    Sin embargo, también he reflexionado sobre la fragilidad de la vida y la importancia de asegurarme de que mis expresiones de amor y afecto no sean pasadas por alto o subestimadas. La idea de que mi amor pueda no ser plenamente comprendido o valorado me inquieta profundamente, y esta preocupación ha servido como un motor para mi compromiso constante de fortalecer nuestra relación.


    A medida que navego por mi viaje como padre, he descubierto que compartir estas experiencias y reflexiones con otros padres también puede ser una forma poderosa de sanación y crecimiento emocional. Al abrirnos y compartir nuestras vulnerabilidades, creamos un espacio de apoyo mutuo donde podemos aprender y crecer juntos en nuestro papel como padres.


    En última instancia, el valor de las palabras y los gestos de amor trasciende el tiempo y el espacio. Cada expresión de afecto, por más pequeña que parezca, deja una impresión indeleble en el corazón de quienes la reciben. Al honrar y nutrir estas conexiones emocionales, construimos un legado de amor y cariño que perdurará más allá de nuestras propias vidas, como el dibujo guardado con tanto cuidado por el padre de "L". Que este sea un recordatorio para todos nosotros de la importancia de expresar nuestro amor de manera consciente y constante, dejando una huella de afecto que perdure para siempre.