lunes, 9 de enero de 2017

Madres "Z"



En este escrito, elaboro una crítica sobre un fenómeno observado en Puerto Rico durante 2016. Nuestra isla, con aproximadamente tres millones de habitantes, ha experimentado un aumento en la crianza a cargo de madres solteras, fenómeno que he decidido denominar “Madres Z” por su alta incidencia generacional en esta época. Mi análisis se centra en contrastar el ámbito social con una perspectiva psicoanalítica, aplicando los conocimientos adquiridos a lo largo de mi formación, en particular los proporcionados por el Círculo Psicoanalítico de Puerto Rico, como parte de mi desarrollo como futuro psicólogo clínico.

Uno de los comportamientos más recurrentes entre las madres solteras es la tendencia a autoproclamarse como “mamá y papá”. Este discurso, que ha ganado fuerza en diversos escenarios, especialmente en redes sociales, parece señalar una necesidad de compensar una falta. Desde el psicoanálisis, considero que la figura paterna es fundamental para el desarrollo psíquico del niño, ya sea en su forma simbólica, imaginaria o real. Aunque el rol del padre ha sido subestimado socialmente, su presencia sigue siendo esencial.

En este contexto, la madre desempeña un papel crucial en la introducción del significante “Padre” al niño. Para el psicoanálisis, este término condensa múltiples significados y es un concepto fundamental en la obra de Freud. El niño necesita saber si fue deseado o no, y en caso de no haberlo sido, debe transitar esa falta de manera que no genere incertidumbre o desprecio, evitando así la creación de un “fantasma”, término que uso para describir cómo el niño construye su concepción de sí mismo en el mundo.

Por otro lado, los hombres en la actualidad pueden estar enfrentando un fenómeno de misandria, o discriminación hacia el género masculino. Si bien el feminismo ha sido clave para promover mayores derechos y tolerancia hacia las mujeres, también ha dejado a los hombres en una posición de aislamiento, donde son más propensos a ser discriminados.

El lenguaje, en este contexto, cobra una importancia particular. Si bien históricamente se ha asociado al hombre con la agresión física, las mujeres también poseen un medio poderoso de castigo: la palabra. Cuando la palabra se utiliza de manera negativa, puede ejercer un efecto destructivo, especialmente en los niños, desestabilizando tanto la moral del padre como el psiquismo del menor.

Cuando me refiero a la “castración”, un concepto central en Freud, aludo al poder que tiene la palabra materna para prohibir simbólicamente la presencia del padre, condenando al niño a un trauma que puede perpetuarse por generaciones. Este proceso es clave en la estructura psíquica del niño, ya que marca límites y genera significados que influyen en su desarrollo.

Desde una perspectiva histórica, es interesante cómo el Lamarckismo aporta una visión evolutiva vinculada a lo social. Lamarck postulaba que los organismos heredan cualidades adaptativas para su supervivencia, un concepto que puede trasladarse al contexto psicosocial de la crianza. Asimismo, los hallazgos de Paul Ekman sobre la universalidad de los gestos faciales, y la idea freudiana de que estos gestos provienen del inconsciente, sugieren que las emociones y las interacciones sociales moldean nuestro comportamiento desde una falta estructural que todos compartimos.

En este sentido, el “fantasma” que cada persona crea está directamente relacionado con la interacción con los demás y con lo que Lacan denomina el “Gran Otro”, ese marco simbólico que estructura nuestra realidad. Crecer sin conocer el discurso que nos trajo al mundo es comparable a intentar construir una casa sin saber qué es la madera. La ausencia de un discurso adecuado, o la presencia de uno falso, puede derivar en un vacío existencial, como describió Viktor Frankl, o en un trauma, según Freud. La forma en que una madre comunica ese discurso resulta determinante para que el niño pueda construir un “fantasma” que esté alineado con la realidad.

Es lamentable observar que en Puerto Rico no exista una cultura psicoanalítica más desarrollada ni se promueva este tipo de conocimiento desde edades tempranas. Personalmente, comparo el psicoanálisis con “La Dama Filosofía” de Boecio, quien en su obra La Consolación de la Filosofía dialoga con una figura femenina en sus momentos más difíciles. Más que una etapa de logoterapia, Boecio parece haber atravesado un proceso psicoanalítico. Abrir la mente a estos conocimientos nos brinda la oportunidad de confrontar nuestro “fantasma” y avanzar en nuestro desarrollo personal.




Referencias:

Boecio, & Bergua, J. B. (2010). Los Estoicos: Boecio: De La Consolación Por La Filosofía. La Crítica Literaria.

Ekman, P., & Davidson, R. J. (1994). The Nature of Emotion: Fundamental Questions. Oxford University Press, USA.

Sayers, J. (2003). Viktor Frankl. In Divine Therapy (pp. 129–147).

Teoría de la evolución de Lamarck (Lamarckismo) - Almimediterráneo. (n.d.). Retrieved December 18, 2016.

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