En la era moderna, la sociedad se ha transformado drásticamente bajo la influencia de la tecnología y la globalización. La conectividad digital ha alcanzado un nivel sin precedentes, proporcionando un sentido de interconexión global que, paradójicamente, ha exacerbado la superficialidad, la homogeneidad en muchos aspectos de la vida social. Esto hace que las personas critiquen y marginen a aquellos que no se ajustan a las normas preestablecidas, al punto de hacerles sentir autistas.
La sociedad moderna se caracteriza por su obsesión con la homogeneidad y la conformidad. Las redes sociales, los medios de comunicación y la cultura popular imponen estándares de belleza, comportamiento y pensamiento que parecen inquebrantables. En este entorno, aquellos que no se ajustan a estas normas son señalados y marginados. La tecnología, lejos de fomentar la diversidad y la inclusión, a menudo se convierte en una herramienta para reforzar la conformidad y la exclusión.
El término "autista" se ha utilizado cada vez más como un insulto en la sociedad moderna. Se emplea para describir a aquellos que son percibidos como extraños, diferentes o simplemente no conformes con las expectativas sociales dominantes. Esta apropiación del término revela una profunda falta de comprensión y empatía hacia las personas que realmente sufren trastornos del espectro autista, al mismo tiempo que refleja la intolerancia hacia la diversidad de pensamiento y comportamiento de las personas, no solo a las personas dentro del espectro sino a todos aquellos que se alejan de la norma.
En un mundo donde la opinión de las masas es fácilmente accesible a través de plataformas digitales, aquellos que no siguen la corriente dominante se convierten en blancos fáciles para el escarnio público. Las redes sociales amplifican la presión para conformarse, ya que el rechazo virtual puede ser igual de devastador que el ostracismo en la vida real.
La ciberconexión desempeña un papel ambivalente en este panorama. Si bien facilita la comunicación y la interacción, también puede contribuir a la polarización y la intolerancia. En mi opinión, el uso extremo de las redes sociales han reforzado las opiniones preexistentes y mermado la diversidad de pensamiento. Las comunidades en línea pueden convertirse en tribus digitales que excluyen activamente a aquellos que discrepan, creando un entorno cada vez más hostil para la expresión individual.
Es importante reflexionar sobre el hecho de que quizás el autismo no se detectaba en el pasado de igual forma que hoy, sino que las formas de socialización eran menos homogéneas y permitían una mayor diversidad de caracteres y conductas. La sociedad moderna, obsesionada con la normalidad y la uniformidad, tiende a patologizar la diferencia en lugar de celebrarla. En un mundo donde la singularidad es cada vez más rara, es fundamental reconocer y valorar la diversidad en todas sus formas.
Quiero destacar que al utilizar el término "autismo" como ejemplo, no pretendo limitar la discusión únicamente a las personas diagnosticadas con trastornos del espectro autista. Más bien, lo empleo como una metáfora para ilustrar cómo la sociedad contemporánea tiende a marginar a aquellos que son percibidos como diferentes o que no se ajustan a las normas sociales preestablecidas.
Desde una perspectiva etimológica, la palabra "autismo" deriva del griego "autos", que significa "uno mismo" o "propio", y se refiere a un estado de desconexión o retraimiento. Así, al hablar de "sentirse autista" en este contexto, nos referimos a la experiencia de sentirse desconectado o marginado por la sociedad debido a la falta de conformidad con las expectativas sociales dominantes.
La sociedad tecnológica y superficial en la que vivimos está marcada por la homogeneidad, el ostracismo y la intolerancia hacia la diferencia. La ciberconexión, si bien ofrece oportunidades sin precedentes para la comunicación y la interacción, también puede exacerbar la polarización y la exclusión. Es imperativo desafiar las normas sociales restrictivas y fomentar un entorno donde la diversidad sea celebrada y respetada.
Para culminar, este escrito es un llamado a reflexionar sobre la importancia de la inclusión y la aceptación de la diversidad en todas sus formas, más allá de las etiquetas y diagnósticos médicos. Solo así podremos construir una sociedad verdaderamente inclusiva y compasiva para todos sus miembros.

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