sábado, 24 de febrero de 2024

La Terapia




La terapia, desde mi perspectiva, se puede concebir como un espacio de auto-reflexión acompañada, donde el individuo se sumerge en un proceso de exploración personal en busca de comprender sus propias estructuras mentales y emocionales. Mi formación se caracterizó dentro del marco analítico lacaniano. El enfoque lacaniano se erige sobre el pilar del lenguaje y el espacio terapéutico se caracteriza por su ausencia de juicios, permitiendo al sujeto expresarse libremente sin temor a la crítica externa.

Fundamentalmente, la confidencialidad es una ley que reglamenta la disciplina de la psicología donde el paciente se debe sentir seguro y poder compartir sus experiencias más íntimas y vulnerables. Esta confidencialidad es vital para establecer un ambiente de confianza mutua entre el terapeuta y el paciente, facilitando así la exploración profunda de los conflictos internos.

La terapia no solo busca adquirir destrezas o resolver problemas concretos, sino que va más allá, buscando conectar con el "otro", un encuentro que trasciende las limitaciones del lenguaje convencional. Lacan enfatizó el valor del lenguaje como un factor crítico en el proceso terapéutico, ya que es a través de la palabra que se construyen significados, se articulan las experiencias y se revelan los deseos inconscientes.

La irreductibilidad del ser, un concepto fundamental de Emmanuel Kant y yo le encuentro su utilidad en la terapia, como una invitación a explorar las complejidades y contradicciones inherentes a la condición humana, sin devaluar al ser. En este sentido, la terapia no busca simplificar ni reducir la experiencia humana, sino más bien profundizar en su complejidad y multiplicidad.

En resumen, es un proceso dinámico y profundo, donde el individuo tiene la oportunidad de explorar su mundo interno, conectarse con el "otro" y confrontar las dimensiones más profundas de su existencia, todo ello a través del poder transformador del lenguaje y la confianza en el espacio terapéutico.

Por: Oscar Meléndez, Psy. D.

Autocuidado desde la metáfora automotriz


I'm a Clinical Psychologist with a provisional license in the state of Texas. I like to think that my work falls within the analytic framework. In this mental health month I like to address my script to the mental health providers in the field. I've been a trader, automotive technician, and fitness instructor. Today, I've decided to write a bit about the mechanics of our health.

As professionals in the field of mental health, we dedicate ourselves to helping others navigate the complexities of their minds and emotions. However, in doing so, we often neglect our own well-being. To shed light on this crucial topic, I will use automotive metaphors to help us understand the importance of self-care and the maintenance of mental health. Let's embark on a journey where we see ourselves as intricate machines, worthy of regular maintenance and care.

"The Chassis":

In the automotive world, we refer to the "chassis" as the body of the vehicle. It is the platform where the engine is installed. We want to have a well-maintained and healthy chassis. Imagine your mind and body as a well-designed vehicle capable of traveling the roads of life. Just like a vehicle, your mental health requires routine maintenance, inspections, and refueling to ensure optimal performance.

 

Tune-ups:

Just as a car needs regular oil changes, tire rotations, and engine inspections, we must also prioritize regular mental health check-ups. This involves self-reflection, seeking therapy or counseling when needed, and monitoring our emotional well-being. Neglecting these essential maintenance checks can lead to breakdowns and long-term damage.

 

Filling Your Emotional Tank:

Just as a car requires fuel to operate, we must replenish our emotional tanks. Identify activities and practices that bring you joy, peace, and rejuvenation. These can include hobbies, spending time with loved ones, engaging in creative activities, or simply taking moments to relax and recharge. Remember, you can't give up of yourself if your tank is empty.

 

Alignment and Balancing:

A well-balanced vehicle offers a smoother and safer ride. Similarly, in our lives, achieving balance is crucial. We must strive to maintain a healthy balance between work and personal life, ensuring that our personal needs and relationships are not neglected. By finding balance between our professional and personal spheres, we create stability and reduce the risk of burnout.

 

Navigating Rough Roads:

Life often presents challenges, much like encountering potholes on the road. Just as a skilled driver adjusts their speed and maneuvers to overcome obstacles, we must develop resilience and coping mechanisms to navigate the inevitable ups and downs of life. Seeking support from colleagues, mentors, or support groups can provide invaluable guidance and help us weather the storms.

 

Reaching the "ETA" (Estimated Time of Arrival):

Lastly, let us remember that self-care and mental health are not destinations; they are ongoing journeys. As mental health professionals, it is vital that we prioritize our own well-being to effectively help others. By committing to self-care, we not only ensure our own longevity but also become beacons of inspiration for those we serve.

 

In conclusion, I urge each and every one of you to embrace the automotive metaphors presented today and recognize the importance of self-care and mental health in your professional lives. Just as we care for the vehicles that transport us, we must also nurture our minds and souls, creating a sustainable and fulfilling career in the field of mental health.

 

Thank you for reading and may your journey towards self-care and mental well-being be filled with pleasant and smooth roads.

 

#mentalhealth #psychology #mechanics #CarEnthusiasts

Soy psicólogo clínico con licencia provisional en el estado de Texas. Me gusta pensar que mi trabajo se enmarca en los fundamentos analíticos. En este mes de salud mental, me gusta dirigir mi guion a los proveedores de salud mental en el campo. Fui comerciante, técnico automotriz e instructor físico. El día de hoy decido escribir un poco acerca de la mecánica de nuestra salud.

 

Como profesionales en el campo de la salud mental, nos dedicamos a ayudar a los demás a navegar por las complejidades de sus mentes y emociones. Sin embargo, al hacerlo, a menudo descuidamos nuestro propio bienestar. Para arrojar luz sobre este tema crucial, emplearé metáforas automovilísticas para ayudarnos a comprender la importancia del autocuidado y el mantenimiento de la salud mental. Emprendamos un viaje donde nos veamos a nosotros mismos como máquinas intrincadas, dignas de un mantenimiento y cuidado regular.

 

“La caja”:

En el ambiente mecánico nos referimos a la "caja" cómo la carrocería. Es la plataforma donde el motor va instalado. Queremos tener una caja bien cuidada y saludable. Imagina tu mente y tu cuerpo como un vehículo bien diseñado, capaz de recorrer los caminos de la vida. Al igual que un vehículo, tu salud mental requiere un mantenimiento rutinario, inspecciones y abastecimiento de combustible para garantizar un rendimiento óptimo.

 

“Tune-ups”:

Así como un automóvil necesita cambios de aceite regulares, rotaciones de neumáticos e inspecciones del motor, nosotros también debemos priorizar los chequeos regulares de salud mental. Esto implica la autorreflexión, buscar terapia o asesoramiento cuando sea necesario y monitorear nuestro bienestar emocional. Descuidar estos controles de mantenimiento esenciales puede provocar averías y daños a largo plazo.

 

Llenando tu tanque emocional:

Al igual que un automóvil requiere combustible para funcionar, debemos reabastecer nuestros tanques emocionales. Identifica actividades y prácticas que te brinden alegría, paz y rejuvenecimiento. Estas pueden incluir pasatiempos, pasar tiempo con seres queridos, participar en actividades creativas o simplemente tomarte momentos para relajarte y recargar energías. Recuerda, no puedes dar de ti mismo si tu tanque está vacío.

 

Alineamiento y balanceo:

 

Un vehículo bien equilibrado ofrece un viaje más suave y seguro. De manera similar, en nuestras vidas, lograr un equilibrio es crucial. Debemos esforzarnos por mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal, asegurándonos de que nuestras necesidades personales y relaciones no sean descuidadas. Al encontrar el equilibrio entre los ámbitos profesional y personal, creamos estabilidad y reducimos el riesgo de agotamiento.

 

Manejando por caminos irregulares:

La vida a menudo presenta desafíos, al igual que encontrarse con baches en el camino. Así como un conductor hábil ajusta su velocidad y maniobra para superar los obstáculos, debemos desarrollar resiliencia y mecanismos de afrontamiento para navegar por los inevitables altibajos de la vida. Buscar apoyo de colegas, mentores o grupos de apoyo puede brindar una guía inestimable y ayudarnos a superar las tormentas.

 

Alcanzando el destino “ETA” (estimate time of arrival):

Finalmente, recordemos que el autocuidado y la salud mental no son puntos de destino; son viajes continuos. Como profesionales de la salud mental, es vital que prioricemos nuestro propio bienestar para poder ayudar efectivamente a los demás. Al comprometernos con el autocuidado, no solo aseguramos nuestra propia longevidad, sino que también nos convertimos en faros de inspiración para aquellos a quienes servimos.

 

En conclusión, les insto a cada uno de ustedes a abrazar las metáforas automovilísticas presentadas hoy y reconocer la importancia del autocuidado y la salud mental en sus vidas profesionales. Así como cuidamos los vehículos que nos transportan, también debemos nutrir nuestras mentes y almas, creando una carrera sostenible y gratificante en el campo de la salud mental.

 

Gracias por leer y que su viaje hacia el autocuidado y el bienestar mental esté lleno de caminos agradables y livianos. 

#saludmental #psicología #mecánica #AutoEntusiastas

Visibilizando la Conciencia de la Brecha Humanitaria: Reflexion desde el Quijote De La Mancha

El Quijote de Miguel de Cervantes, una obra maestra de la literatura universal, ofrece un espejo a nuestra sociedad contemporánea, donde la necesidad de visibilizar la conciencia de la brecha humanitaria resuena con fuerza. Soy el Dr. Oscar Melendez, psicólogo con licencia provisional en Texas, y me sumerjo en esta reflexión con la convicción de que es crucial entender cómo el desconocimiento y el maltrato de quienes rodean a aquellos que sufren pueden exacerbar su dolor.




En la travesía del ingenioso hidalgo Don Quijote, encontramos un reflejo de nuestra realidad. Don Quijote, un caballero errante que busca hacer el bien y luchar contra la injusticia, es objeto de burla y acoso por parte de la sociedad que lo tacha de loco. Este escenario no dista mucho de la experiencia de muchos pacientes que, lejos de recibir comprensión y apoyo, son estigmatizados y maltratados.

La caterva de personajes que rodea a Don Quijote representa la mirada crítica y carente de empatía de una sociedad que no logra comprender la nobleza de sus intenciones. En su afán por salvar a mujeres indefensas y proteger a los desamparados, Don Quijote se enfrenta no solo a los molinos de viento que confunde con gigantes, sino también al juicio implacable de aquellos que lo rodean.

Este fenómeno, lamentablemente, no es ajeno a nuestro tiempo. En pleno siglo XXI, seguimos batallando con el peso del prejuicio y la estigmatización hacia aquellos que luchan con trastornos mentales y emocionales. Muchos pacientes se encuentran atrapados en un ciclo de invalidación social que agrava su sufrimiento y dificulta su recuperación.

Como psicólogo, me enfrento a la tarea desafiante de motivar a las personas a despatologizar su autopercepción y buscar ayuda sin miedo al juicio. Sin embargo, la realidad es que la brecha humanitaria persiste, y la necesidad de visibilizarla se vuelve cada vez más urgente. Debemos emular la compasión y el entendimiento que tanto escasean en la historia de Don Quijote, y abogar por una sociedad más inclusiva y empática.

En conclusión, el legado del Quijote nos invita a reflexionar sobre la importancia de visibilizar la conciencia de la brecha humanitaria. Es hora de derribar los molinos de la estigmatización y abrir paso a un camino de comprensión y apoyo mutuo. En esta lucha por la justicia y la empatía, cada uno de nosotros puede ser un aliado en la batalla por un mundo más compasivo y humano.

viernes, 23 de febrero de 2024

Homogeneidad, Ostracismo y el Papel de la Ciberconexión en la Sociedad Actual.

En la era moderna, la sociedad se ha transformado drásticamente bajo la influencia de la tecnología y la globalización. La conectividad digital ha alcanzado un nivel sin precedentes, proporcionando un sentido de interconexión global que, paradójicamente, ha exacerbado la superficialidad, la homogeneidad en muchos aspectos de la vida social. Esto hace que las personas critiquen y marginen a aquellos que no se ajustan a las normas preestablecidas, al punto de hacerles sentir autistas.

La sociedad moderna se caracteriza por su obsesión con la homogeneidad y la conformidad. Las redes sociales, los medios de comunicación y la cultura popular imponen estándares de belleza, comportamiento y pensamiento que parecen inquebrantables. En este entorno, aquellos que no se ajustan a estas normas son señalados y marginados. La tecnología, lejos de fomentar la diversidad y la inclusión, a menudo se convierte en una herramienta para reforzar la conformidad y la exclusión.

El término "autista" se ha utilizado cada vez más como un insulto en la sociedad moderna. Se emplea para describir a aquellos que son percibidos como extraños, diferentes o simplemente no conformes con las expectativas sociales dominantes. Esta apropiación del término revela una profunda falta de comprensión y empatía hacia las personas que realmente sufren trastornos del espectro autista, al mismo tiempo que refleja la intolerancia hacia la diversidad de pensamiento y comportamiento de las personas, no solo a las personas dentro del espectro sino a todos aquellos que se alejan de la norma.

En un mundo donde la opinión de las masas es fácilmente accesible a través de plataformas digitales, aquellos que no siguen la corriente dominante se convierten en blancos fáciles para el escarnio público. Las redes sociales amplifican la presión para conformarse, ya que el rechazo virtual puede ser igual de devastador que el ostracismo en la vida real.

La ciberconexión desempeña un papel ambivalente en este panorama. Si bien facilita la comunicación y la interacción, también puede contribuir a la polarización y la intolerancia. En mi opinión, el uso extremo de las redes sociales han reforzado las opiniones preexistentes y mermado la diversidad de pensamiento. Las comunidades en línea pueden convertirse en tribus digitales que excluyen activamente a aquellos que discrepan, creando un entorno cada vez más hostil para la expresión individual.

Es importante reflexionar sobre el hecho de que quizás el autismo no se detectaba en el pasado de igual forma que hoy, sino que las formas de socialización eran menos homogéneas y permitían una mayor diversidad de caracteres y conductas. La sociedad moderna, obsesionada con la normalidad y la uniformidad, tiende a patologizar la diferencia en lugar de celebrarla. En un mundo donde la singularidad es cada vez más rara, es fundamental reconocer y valorar la diversidad en todas sus formas.

Quiero destacar que al utilizar el término "autismo" como ejemplo, no pretendo limitar la discusión únicamente a las personas diagnosticadas con trastornos del espectro autista. Más bien, lo empleo como una metáfora para ilustrar cómo la sociedad contemporánea tiende a marginar a aquellos que son percibidos como diferentes o que no se ajustan a las normas sociales preestablecidas.

Desde una perspectiva etimológica, la palabra "autismo" deriva del griego "autos", que significa "uno mismo" o "propio", y se refiere a un estado de desconexión o retraimiento. Así, al hablar de "sentirse autista" en este contexto, nos referimos a la experiencia de sentirse desconectado o marginado por la sociedad debido a la falta de conformidad con las expectativas sociales dominantes. 

La sociedad tecnológica y superficial en la que vivimos está marcada por la homogeneidad, el ostracismo y la intolerancia hacia la diferencia. La ciberconexión, si bien ofrece oportunidades sin precedentes para la comunicación y la interacción, también puede exacerbar la polarización y la exclusión. Es imperativo desafiar las normas sociales restrictivas y fomentar un entorno donde la diversidad sea celebrada y respetada. 

Para culminar, este escrito es un llamado a reflexionar sobre la importancia de la inclusión y la aceptación de la diversidad en todas sus formas, más allá de las etiquetas y diagnósticos médicos. Solo así podremos construir una sociedad verdaderamente inclusiva y compasiva para todos sus miembros.

viernes, 9 de febrero de 2024

Guánica


Quién no ha tenido la experiencia, no tiene margen ni medida para entender la enseñanza de vida que tienen las personas en el pueblo de Guánica y su resiliencia. Es muy fácil desde la comodidad de una silla emitir una opinión al respecto. La palabra hogar, más que una palabra es un concepto, lleno de una gran cantidad de significantes. A quien ha perdido su hogar, le toca enfrentarse a la perdida de el lugar más seguro en su existencia, el único lugar donde se guardan los “souvenirs” que la vida misma nos brinda.
En ocasiones pensamos en la pérdida de un auto cómo algo fuerte, pero solo hay que visitar al “pueblo de la amistad” para que se derrumbe esa preconcepción. Hay personas que ante este evento se han visto obligados a observar impotentemente desde sus patios, el resultado de esta catástrofe. Solo hay que visitar algunas calles para poder discriminar entre la frívola representación de la prensa y la verdadera realidad, Guánica está mal. No son cinco casas rotas, en el mejor de los casos le toca ver la casa destruida de su vecino o amigo. La gente necesita del apoyo emocional para tolerar este infortunio.
Por este medio exhorto a las personas que continúen su apoyo, que no se detengan las visitas y los que han llegado, gracias por estar dispuestos.