miércoles, 4 de diciembre de 2024

El pulseo verbal.

En las interacciones de las personas se manifiestan dinámicas que se han descrito por diferentes autores de distintas formas. En mi experiencia he notado que sea por mi negritud, apertura, humildad o algún factor que aun no identifico, he necesitado incurrir en comportamientos simétricos cuando trato de comunicar datos fácticos con allegados, supervisados y familiares. Interesantemente cuando digo bromas, el comportamiento simétrico no es necesario, las bromas las creen. A lo largo de mi vida he denominado “pulsear” a estos comportamientos simétricos. Lo he llamado de esa forma porque así es cómo se siente, cómo si estuviera jugando ese deporte en el que los hombres competían su fuerza en lucha de brazos. Este estamento previo me trae recuerdos de la película “Over the top”, hasta me veo colocandome la gorra al revés.




"Over the Top" (1987) es una película estadounidense de acción y drama dirigida por Menahem Golan y lanzada en 1987. La película está protagonizada por Sylvester Stallone en el papel principal de Lincoln Hawk, un camionero y luchador de brazo que lucha por reconectar con su hijo distanciado, mientras compite en un torneo de lucha de brazo de alto nivel.

Entonces, ¿Por qué ocurre esto? He logrado analizar por muchos años la dinámica. A mi juicio es una dinámica que tiene componentes subyacentes en el respeto, la envidia y la afiliación. Me explico, cuando una persona no es valorada, puede ser por múltiples factores, pero cuando una persona es valorada y surgen estas dinámicas me hace pensar que esa valoración es frívola. He podido observar que cuando el respeto es genuino, no surgen las dinámicas, en otras palabras, cuando alguien te respeta, trata de entenderte y afiliarse, no competir. Por otro lado, cuando alguien le estresa el abandono incurre en comportamientos complementarios, ¿que es eso?, pues subyugación. Subyugación en el sentido que por no perder el vínculo, no escala, sino que se doblega y asume un rol complementario descrito antes por Bateson.

Los comportamientos complementarios y simétricos descritos por Gregory Bateson se originan en la teoría de la comunicación humana y la interacción interpersonal. Bateson, un antropólogo, sociólogo y cibernético, observó y analizó patrones de comportamiento en las relaciones humanas, particularmente en cómo las personas se comunican y se relacionan entre sí. En el caso de los comportamientos complementarios, las acciones de una persona tienden a complementar o compensar las acciones de otra. Por ejemplo, si una persona adopta un comportamiento dominante, es probable que su interlocutor adopte un comportamiento sumiso para equilibrar la dinámica de poder. Este tipo de interacción crea una especie de "danza" en la que cada persona responde de manera complementaria a la otra.

En contraste, los comportamientos simétricos implican que las personas respondan de manera similar a las acciones de los demás. Por ejemplo, si una persona adopta una postura agresiva, es más probable que su interlocutor responda con agresión también, lo que puede intensificar el conflicto. Este tipo de interacción puede conducir a ciclos de escalada en los que cada parte trata de igualar o superar la conducta de la otra.

Cómo se menciona al comienzo, estos patrones de comportamiento pueden surgir en una variedad de contextos, como relaciones interpersonales, negociaciones, conflictos y dinámicas grupales. Bateson creía que entender estos patrones era crucial para comprender la comunicación humana y las relaciones sociales, así como para abordar problemas de conflicto y disfunción en dichas interacciones.
Bateson también sugirió que estas dinámicas pueden tener implicaciones profundas en la naturaleza de las relaciones humanas y en la forma en que las personas interactúan entre sí. El observó que los comportamientos complementarios y simétricos pueden convertirse en patrones repetitivos en las interacciones humanas. Estos patrones pueden perpetuarse y reforzarse con el tiempo, creando ciclos que pueden ser difíciles de romper. También destacó que los comportamientos complementarios y simétricos están estrechamente relacionados con las dinámicas de poder en las relaciones humanas. Por ejemplo, en una relación jerárquica, es común que surjan comportamientos complementarios donde una parte adopta una postura dominante y la otra parte se vuelve sumisa. Del mismo modo, en relaciones horizontales, las dinámicas simétricas pueden surgir cuando ambas partes tratan de igualar o superar el poder percibido del otro.

El argumentó que estas dinámicas pueden influir en la calidad y efectividad de la comunicación entre las personas. Por ejemplo, en relaciones simétricas donde ambas partes intentan dominar la conversación, puede haber dificultades para escuchar y comprender los puntos de vista del otro. Por otro lado, en relaciones complementarias, puede surgir una falta de equilibrio en la participación y la toma de decisiones. Entrar exclusivamente en cualquiera de estas modalidades acarrean importantes implicaciones en la forma en que las personas se relacionan entre sí. Loclgrando impactar en gran medida la estructura de las relaciones, la distribución de poder y la calidad de la comunicación en diversos contextos sociales.

Por otro lado, ¿Quién no se ha hallado en medio de una argumentación racional y te la voltean con un “gaslighting”? El gaslighting es una forma insidiosa de abuso psicológico en la que una persona manipula la realidad de otra para hacerla dudar de su propia percepción, memoria e incluso cordura. El término se originó a partir de la obra de teatro "Gas Light" (1938) y su adaptación cinematográfica "Gaslight" (1944), en la que un marido manipula gradualmente el entorno de su esposa para hacerla creer que está perdiendo la razón. Esta forma de abuso es especialmente perniciosa porque socava la confianza y la autoestima de la víctima, a menudo dejándola confundida y desorientada.


El gaslighting puede manifestarse de diversas maneras, desde negar eventos o conversaciones que realmente ocurrieron hasta distorsionar la verdad para favorecer al manipulador. Puede incluir también minimizar los sentimientos de la víctima, culparla por situaciones que no son su responsabilidad o incluso hacerla sentir que está exagerando o inventando las cosas. A lo largo del tiempo, las víctimas de gaslighting pueden comenzar a cuestionar su propia percepción de la realidad, lo que puede llevar a problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión e incluso el trastorno de estrés postraumático.

Es importante reconocer los signos del gaslighting y buscar apoyo si uno sospecha que está siendo objeto de este tipo de abuso. La teoría de Johnson sobre la violencia doméstica proporciona un marco comprensivo para entender el gaslighting dentro de las relaciones abusivas. Johnson propone que la violencia doméstica no solo se limita a incidentes físicos, sino que también incluye formas de control coercitivo y manipulación psicológica. El gaslighting, como táctica de abuso psicológico, se alinea perfectamente con esta perspectiva. En las relaciones donde una parte busca ejercer poder y control sobre la otra.

Dentro del ciclo de violencia propuesto por Johnson, el gaslighting puede formar parte del período de construcción de tensión, donde el abusador utiliza tácticas de manipulación emocional para aumentar la dependencia y la sumisión de la víctima. A través de la distorsión de la realidad y la invalidación de las experiencias de la víctima, el abusador refuerza su dominio y perpetúa la dinámica de poder desigual en la relación.

Entonces, al integrar las perspectivas de Johnson sobre la violencia doméstica y la teoría de Bateson sobre la comunicación humana, podemos entender mejor cómo el término  “pulseo” opera dentro de las dinámicas abusivas. Desde la mirada de Johnson, el gaslighting se revela como una estrategia de control utilizada por los agresores para mantener su poder sobre la víctima. Al socavar la percepción de la realidad y fomentar la confusión, el “pulseo” interrumpe el flujo de información y la comprensión mutua, perpetuando así la dinámica de poder desigual entre las partes. En última instancia, la integración de estas teorías resalta cómo el “pulseo” no solo es un síntoma de la violencia doméstica, sino también una estrategia para afrontar el control y la subyugación.

A mi juicio y lo que he hallado en la literatura hasta ahora, no tenemos un origen exacto del origen, pero estas teorías aportan información útil de qué motiva a las personas a incurrir en estas dinámicas. Además de lo mencionado anteriormente, he observado patrones que pueden apuntar al racismo, prejuicio, celos, celo profesional, miedo del abandono, desprecio, menosprecio, etc. También es importante que las personas puedan entender la dinámica con mayor precisión para dar paso a entender, o tratar de entender el origen de lo que se observa, en vez de prestar tanta atención al “pulseo” o al “gaslight” en medio de la interacción y mejore su comunicación. 






Reflexión sobre la conexión emocional, los gestos y el valor de las palabras

    Tuve una conversación con mi amiga sobre un dibujo que ella realizó a la edad de 6 años. El mismo, lo halló guardado en un libro de su fallecido padre con la fecha de diciembre de 1998. Este evento motivó este escrito acerca de la manera en que expresamos nuestros sentimientos y cómo estos perduran en el tiempo. Me intrigó pensar en qué otros gestos o palabras podrían haber quedado sin expresar y, a su vez, en la importancia de establecer una conexión emocional profunda con nuestros seres queridos.



    Como padres, a menudo asumimos que el amor que brindamos a nuestros hijos se comprende de manera implícita, subestimando el poder transformador de las palabras y los gestos de afecto. Esta reflexión ha cobrado una relevancia significativa en mi vida, especialmente desde que he empezado a comprender la importancia de expresar abiertamente mis sentimientos hacia mi hija Sofia. Con apenas 5 años de edad, ella se encuentra en un período crucial de desarrollo emocional, donde cada palabra y acción puede influir en su percepción del mundo y de sí misma.


    Me he comprometido personalmente a dedicar tiempo para conectarme con mi hija de una manera más profunda. Nos sentamos juntos y exploramos temas que van más allá de lo cotidiano; le expreso lo especial que es para mí, cuánto significa tenerla en mi vida y mis esperanzas y sueños para su futuro. Estas conversaciones no solo han fortalecido nuestro vínculo emocional, sino que también me han permitido descubrir aspectos nuevos de mí mismo como padre y como individuo.


    El dibujo de "L", como cariñosamente la he denominado, sirve como un recordatorio tangible del valor de los pequeños gestos de amor y aprecio. La acción de su padre al guardar ese dibujo durante tantos años, con la fecha meticulosamente anotada, demuestra cómo los detalles más simples pueden convertirse en símbolos de amor perdurable. Es un testimonio del poder de la atención plena y de la conexión emocional genuina entre padres e hijos.


    Sin embargo, también he reflexionado sobre la fragilidad de la vida y la importancia de asegurarme de que mis expresiones de amor y afecto no sean pasadas por alto o subestimadas. La idea de que mi amor pueda no ser plenamente comprendido o valorado me inquieta profundamente, y esta preocupación ha servido como un motor para mi compromiso constante de fortalecer nuestra relación.


    A medida que navego por mi viaje como padre, he descubierto que compartir estas experiencias y reflexiones con otros padres también puede ser una forma poderosa de sanación y crecimiento emocional. Al abrirnos y compartir nuestras vulnerabilidades, creamos un espacio de apoyo mutuo donde podemos aprender y crecer juntos en nuestro papel como padres.


    En última instancia, el valor de las palabras y los gestos de amor trasciende el tiempo y el espacio. Cada expresión de afecto, por más pequeña que parezca, deja una impresión indeleble en el corazón de quienes la reciben. Al honrar y nutrir estas conexiones emocionales, construimos un legado de amor y cariño que perdurará más allá de nuestras propias vidas, como el dibujo guardado con tanto cuidado por el padre de "L". Que este sea un recordatorio para todos nosotros de la importancia de expresar nuestro amor de manera consciente y constante, dejando una huella de afecto que perdure para siempre.





miércoles, 24 de abril de 2024

Mi adolescencia

Mi nombre es Oscar Meléndez, nací en Río Piedras, pero crecí en Carolina. Para la fecha de agosto del 1998 tenía trece años de edad y cursaba estudios en la escuela pública Dr. Facundo Bueso, la cual actualmente está cerrada. Era una zona rodeada por dos caseríos: Catañito Gardens y otro que le decían “El Cabro” y la gente del “Ingenio”.


La vida está llena de percepciones y cada persona percibe a su gusto o según construye. Para mí fue una época que se forjaba en la cancha; a veces jugando y otras peleando. Los ratos de diversión incluían juegos físicos como el de lanzar una botella a lo alto de una rama consecutivamente hasta que la misma rompiera. Nos reuníamos en grupo y tirábamos pesetas a la pared; el más que se acercaba a la pared ganaba, íbamos a la construcción del Carolina Shopping Court y jugábamos a la guerra tirándonos piedras unos a otros. También para esa fecha estaba de moda ir a Plaza Carolina a jugar maquinitas donde “Mostro”, que era una persona que trabajaba allí.



En Carolina había una guagua ambulante en la cual un señor vendía cosas de cocinar (“Huevo Pollo”); ese señor hacía catarsis cuando le gritaban “¿lleva alas?” ...a mí me corrió una vez. En mi época la diversión era más física que ahora: le gritábamos improperios a los personajes locales para que trataran alcanzarte. Entre ellos se encontraban: "Piraña", "La Picùa”, “Chapi”, entre otros. En esos días, pocos jugaban con consolas de juegos ya que era un juguete caro y en realidad no era interesante estar en la casa solo jugando.


A veces jugábamos a treparnos a los árboles de la Iglesia Bautista de Carolina y eso parecía literalmente una jungla con todos los muchachos de la urbanización trepados en los árboles mientras otros nos tiraban cosas para hacernos caer del árbol. Otras veces me sentaba a observar a el sobrino de Felipe Birriel (“El Gigante de Carolina”) jugar baloncesto. Era un espectáculo ver cómo los demás trataban de jugar contra él y a veces se peleaban por seleccionarlo para jugar.


Iglesia Bautista de Carolina, Carolina, Puerto Rico.


Para esa fecha mi padre me había comprado un perro de raza pitbull que ocupaba la mayoría de mi tiempo libre, además de que cortaba clases para ir a la playa a “surfear”, cosa que increíblemente no afectó mi desempeño académico.


Cuando comparo los adolescentes de hoy con mi propia adolescencia, me inquieta imaginar qué será de las futuras generaciones. Me pregunto si este sedentarismo seguirá siendo progresivo, ya que los adolescentes de hoy no tienen esos juegos catárticos que promueven el correcto desarrollo de las creencias medulares o “core beliefs” que son tan necesarios e importantes para la formación de las personalidades individuales (claro, viéndolos desde una perspectiva psicodinámica como la mía).


Oscar Meléndez

Psicólogo en formación a nivel doctoral de corte psicoanalítico de Ponce Medical School of Health and Sciences. Posee un Bachillerato en Ciencias Sociales.

sábado, 24 de febrero de 2024

La Terapia




La terapia, desde mi perspectiva, se puede concebir como un espacio de auto-reflexión acompañada, donde el individuo se sumerge en un proceso de exploración personal en busca de comprender sus propias estructuras mentales y emocionales. Mi formación se caracterizó dentro del marco analítico lacaniano. El enfoque lacaniano se erige sobre el pilar del lenguaje y el espacio terapéutico se caracteriza por su ausencia de juicios, permitiendo al sujeto expresarse libremente sin temor a la crítica externa.

Fundamentalmente, la confidencialidad es una ley que reglamenta la disciplina de la psicología donde el paciente se debe sentir seguro y poder compartir sus experiencias más íntimas y vulnerables. Esta confidencialidad es vital para establecer un ambiente de confianza mutua entre el terapeuta y el paciente, facilitando así la exploración profunda de los conflictos internos.

La terapia no solo busca adquirir destrezas o resolver problemas concretos, sino que va más allá, buscando conectar con el "otro", un encuentro que trasciende las limitaciones del lenguaje convencional. Lacan enfatizó el valor del lenguaje como un factor crítico en el proceso terapéutico, ya que es a través de la palabra que se construyen significados, se articulan las experiencias y se revelan los deseos inconscientes.

La irreductibilidad del ser, un concepto fundamental de Emmanuel Kant y yo le encuentro su utilidad en la terapia, como una invitación a explorar las complejidades y contradicciones inherentes a la condición humana, sin devaluar al ser. En este sentido, la terapia no busca simplificar ni reducir la experiencia humana, sino más bien profundizar en su complejidad y multiplicidad.

En resumen, es un proceso dinámico y profundo, donde el individuo tiene la oportunidad de explorar su mundo interno, conectarse con el "otro" y confrontar las dimensiones más profundas de su existencia, todo ello a través del poder transformador del lenguaje y la confianza en el espacio terapéutico.

Por: Oscar Meléndez, Psy. D.

Autocuidado desde la metáfora automotriz


I'm a Clinical Psychologist with a provisional license in the state of Texas. I like to think that my work falls within the analytic framework. In this mental health month I like to address my script to the mental health providers in the field. I've been a trader, automotive technician, and fitness instructor. Today, I've decided to write a bit about the mechanics of our health.

As professionals in the field of mental health, we dedicate ourselves to helping others navigate the complexities of their minds and emotions. However, in doing so, we often neglect our own well-being. To shed light on this crucial topic, I will use automotive metaphors to help us understand the importance of self-care and the maintenance of mental health. Let's embark on a journey where we see ourselves as intricate machines, worthy of regular maintenance and care.

"The Chassis":

In the automotive world, we refer to the "chassis" as the body of the vehicle. It is the platform where the engine is installed. We want to have a well-maintained and healthy chassis. Imagine your mind and body as a well-designed vehicle capable of traveling the roads of life. Just like a vehicle, your mental health requires routine maintenance, inspections, and refueling to ensure optimal performance.

 

Tune-ups:

Just as a car needs regular oil changes, tire rotations, and engine inspections, we must also prioritize regular mental health check-ups. This involves self-reflection, seeking therapy or counseling when needed, and monitoring our emotional well-being. Neglecting these essential maintenance checks can lead to breakdowns and long-term damage.

 

Filling Your Emotional Tank:

Just as a car requires fuel to operate, we must replenish our emotional tanks. Identify activities and practices that bring you joy, peace, and rejuvenation. These can include hobbies, spending time with loved ones, engaging in creative activities, or simply taking moments to relax and recharge. Remember, you can't give up of yourself if your tank is empty.

 

Alignment and Balancing:

A well-balanced vehicle offers a smoother and safer ride. Similarly, in our lives, achieving balance is crucial. We must strive to maintain a healthy balance between work and personal life, ensuring that our personal needs and relationships are not neglected. By finding balance between our professional and personal spheres, we create stability and reduce the risk of burnout.

 

Navigating Rough Roads:

Life often presents challenges, much like encountering potholes on the road. Just as a skilled driver adjusts their speed and maneuvers to overcome obstacles, we must develop resilience and coping mechanisms to navigate the inevitable ups and downs of life. Seeking support from colleagues, mentors, or support groups can provide invaluable guidance and help us weather the storms.

 

Reaching the "ETA" (Estimated Time of Arrival):

Lastly, let us remember that self-care and mental health are not destinations; they are ongoing journeys. As mental health professionals, it is vital that we prioritize our own well-being to effectively help others. By committing to self-care, we not only ensure our own longevity but also become beacons of inspiration for those we serve.

 

In conclusion, I urge each and every one of you to embrace the automotive metaphors presented today and recognize the importance of self-care and mental health in your professional lives. Just as we care for the vehicles that transport us, we must also nurture our minds and souls, creating a sustainable and fulfilling career in the field of mental health.

 

Thank you for reading and may your journey towards self-care and mental well-being be filled with pleasant and smooth roads.

 

#mentalhealth #psychology #mechanics #CarEnthusiasts

Soy psicólogo clínico con licencia provisional en el estado de Texas. Me gusta pensar que mi trabajo se enmarca en los fundamentos analíticos. En este mes de salud mental, me gusta dirigir mi guion a los proveedores de salud mental en el campo. Fui comerciante, técnico automotriz e instructor físico. El día de hoy decido escribir un poco acerca de la mecánica de nuestra salud.

 

Como profesionales en el campo de la salud mental, nos dedicamos a ayudar a los demás a navegar por las complejidades de sus mentes y emociones. Sin embargo, al hacerlo, a menudo descuidamos nuestro propio bienestar. Para arrojar luz sobre este tema crucial, emplearé metáforas automovilísticas para ayudarnos a comprender la importancia del autocuidado y el mantenimiento de la salud mental. Emprendamos un viaje donde nos veamos a nosotros mismos como máquinas intrincadas, dignas de un mantenimiento y cuidado regular.

 

“La caja”:

En el ambiente mecánico nos referimos a la "caja" cómo la carrocería. Es la plataforma donde el motor va instalado. Queremos tener una caja bien cuidada y saludable. Imagina tu mente y tu cuerpo como un vehículo bien diseñado, capaz de recorrer los caminos de la vida. Al igual que un vehículo, tu salud mental requiere un mantenimiento rutinario, inspecciones y abastecimiento de combustible para garantizar un rendimiento óptimo.

 

“Tune-ups”:

Así como un automóvil necesita cambios de aceite regulares, rotaciones de neumáticos e inspecciones del motor, nosotros también debemos priorizar los chequeos regulares de salud mental. Esto implica la autorreflexión, buscar terapia o asesoramiento cuando sea necesario y monitorear nuestro bienestar emocional. Descuidar estos controles de mantenimiento esenciales puede provocar averías y daños a largo plazo.

 

Llenando tu tanque emocional:

Al igual que un automóvil requiere combustible para funcionar, debemos reabastecer nuestros tanques emocionales. Identifica actividades y prácticas que te brinden alegría, paz y rejuvenecimiento. Estas pueden incluir pasatiempos, pasar tiempo con seres queridos, participar en actividades creativas o simplemente tomarte momentos para relajarte y recargar energías. Recuerda, no puedes dar de ti mismo si tu tanque está vacío.

 

Alineamiento y balanceo:

 

Un vehículo bien equilibrado ofrece un viaje más suave y seguro. De manera similar, en nuestras vidas, lograr un equilibrio es crucial. Debemos esforzarnos por mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal, asegurándonos de que nuestras necesidades personales y relaciones no sean descuidadas. Al encontrar el equilibrio entre los ámbitos profesional y personal, creamos estabilidad y reducimos el riesgo de agotamiento.

 

Manejando por caminos irregulares:

La vida a menudo presenta desafíos, al igual que encontrarse con baches en el camino. Así como un conductor hábil ajusta su velocidad y maniobra para superar los obstáculos, debemos desarrollar resiliencia y mecanismos de afrontamiento para navegar por los inevitables altibajos de la vida. Buscar apoyo de colegas, mentores o grupos de apoyo puede brindar una guía inestimable y ayudarnos a superar las tormentas.

 

Alcanzando el destino “ETA” (estimate time of arrival):

Finalmente, recordemos que el autocuidado y la salud mental no son puntos de destino; son viajes continuos. Como profesionales de la salud mental, es vital que prioricemos nuestro propio bienestar para poder ayudar efectivamente a los demás. Al comprometernos con el autocuidado, no solo aseguramos nuestra propia longevidad, sino que también nos convertimos en faros de inspiración para aquellos a quienes servimos.

 

En conclusión, les insto a cada uno de ustedes a abrazar las metáforas automovilísticas presentadas hoy y reconocer la importancia del autocuidado y la salud mental en sus vidas profesionales. Así como cuidamos los vehículos que nos transportan, también debemos nutrir nuestras mentes y almas, creando una carrera sostenible y gratificante en el campo de la salud mental.

 

Gracias por leer y que su viaje hacia el autocuidado y el bienestar mental esté lleno de caminos agradables y livianos. 

#saludmental #psicología #mecánica #AutoEntusiastas

Visibilizando la Conciencia de la Brecha Humanitaria: Reflexion desde el Quijote De La Mancha

El Quijote de Miguel de Cervantes, una obra maestra de la literatura universal, ofrece un espejo a nuestra sociedad contemporánea, donde la necesidad de visibilizar la conciencia de la brecha humanitaria resuena con fuerza. Soy el Dr. Oscar Melendez, psicólogo con licencia provisional en Texas, y me sumerjo en esta reflexión con la convicción de que es crucial entender cómo el desconocimiento y el maltrato de quienes rodean a aquellos que sufren pueden exacerbar su dolor.




En la travesía del ingenioso hidalgo Don Quijote, encontramos un reflejo de nuestra realidad. Don Quijote, un caballero errante que busca hacer el bien y luchar contra la injusticia, es objeto de burla y acoso por parte de la sociedad que lo tacha de loco. Este escenario no dista mucho de la experiencia de muchos pacientes que, lejos de recibir comprensión y apoyo, son estigmatizados y maltratados.

La caterva de personajes que rodea a Don Quijote representa la mirada crítica y carente de empatía de una sociedad que no logra comprender la nobleza de sus intenciones. En su afán por salvar a mujeres indefensas y proteger a los desamparados, Don Quijote se enfrenta no solo a los molinos de viento que confunde con gigantes, sino también al juicio implacable de aquellos que lo rodean.

Este fenómeno, lamentablemente, no es ajeno a nuestro tiempo. En pleno siglo XXI, seguimos batallando con el peso del prejuicio y la estigmatización hacia aquellos que luchan con trastornos mentales y emocionales. Muchos pacientes se encuentran atrapados en un ciclo de invalidación social que agrava su sufrimiento y dificulta su recuperación.

Como psicólogo, me enfrento a la tarea desafiante de motivar a las personas a despatologizar su autopercepción y buscar ayuda sin miedo al juicio. Sin embargo, la realidad es que la brecha humanitaria persiste, y la necesidad de visibilizarla se vuelve cada vez más urgente. Debemos emular la compasión y el entendimiento que tanto escasean en la historia de Don Quijote, y abogar por una sociedad más inclusiva y empática.

En conclusión, el legado del Quijote nos invita a reflexionar sobre la importancia de visibilizar la conciencia de la brecha humanitaria. Es hora de derribar los molinos de la estigmatización y abrir paso a un camino de comprensión y apoyo mutuo. En esta lucha por la justicia y la empatía, cada uno de nosotros puede ser un aliado en la batalla por un mundo más compasivo y humano.

viernes, 23 de febrero de 2024

Homogeneidad, Ostracismo y el Papel de la Ciberconexión en la Sociedad Actual.

En la era moderna, la sociedad se ha transformado drásticamente bajo la influencia de la tecnología y la globalización. La conectividad digital ha alcanzado un nivel sin precedentes, proporcionando un sentido de interconexión global que, paradójicamente, ha exacerbado la superficialidad, la homogeneidad en muchos aspectos de la vida social. Esto hace que las personas critiquen y marginen a aquellos que no se ajustan a las normas preestablecidas, al punto de hacerles sentir autistas.

La sociedad moderna se caracteriza por su obsesión con la homogeneidad y la conformidad. Las redes sociales, los medios de comunicación y la cultura popular imponen estándares de belleza, comportamiento y pensamiento que parecen inquebrantables. En este entorno, aquellos que no se ajustan a estas normas son señalados y marginados. La tecnología, lejos de fomentar la diversidad y la inclusión, a menudo se convierte en una herramienta para reforzar la conformidad y la exclusión.

El término "autista" se ha utilizado cada vez más como un insulto en la sociedad moderna. Se emplea para describir a aquellos que son percibidos como extraños, diferentes o simplemente no conformes con las expectativas sociales dominantes. Esta apropiación del término revela una profunda falta de comprensión y empatía hacia las personas que realmente sufren trastornos del espectro autista, al mismo tiempo que refleja la intolerancia hacia la diversidad de pensamiento y comportamiento de las personas, no solo a las personas dentro del espectro sino a todos aquellos que se alejan de la norma.

En un mundo donde la opinión de las masas es fácilmente accesible a través de plataformas digitales, aquellos que no siguen la corriente dominante se convierten en blancos fáciles para el escarnio público. Las redes sociales amplifican la presión para conformarse, ya que el rechazo virtual puede ser igual de devastador que el ostracismo en la vida real.

La ciberconexión desempeña un papel ambivalente en este panorama. Si bien facilita la comunicación y la interacción, también puede contribuir a la polarización y la intolerancia. En mi opinión, el uso extremo de las redes sociales han reforzado las opiniones preexistentes y mermado la diversidad de pensamiento. Las comunidades en línea pueden convertirse en tribus digitales que excluyen activamente a aquellos que discrepan, creando un entorno cada vez más hostil para la expresión individual.

Es importante reflexionar sobre el hecho de que quizás el autismo no se detectaba en el pasado de igual forma que hoy, sino que las formas de socialización eran menos homogéneas y permitían una mayor diversidad de caracteres y conductas. La sociedad moderna, obsesionada con la normalidad y la uniformidad, tiende a patologizar la diferencia en lugar de celebrarla. En un mundo donde la singularidad es cada vez más rara, es fundamental reconocer y valorar la diversidad en todas sus formas.

Quiero destacar que al utilizar el término "autismo" como ejemplo, no pretendo limitar la discusión únicamente a las personas diagnosticadas con trastornos del espectro autista. Más bien, lo empleo como una metáfora para ilustrar cómo la sociedad contemporánea tiende a marginar a aquellos que son percibidos como diferentes o que no se ajustan a las normas sociales preestablecidas.

Desde una perspectiva etimológica, la palabra "autismo" deriva del griego "autos", que significa "uno mismo" o "propio", y se refiere a un estado de desconexión o retraimiento. Así, al hablar de "sentirse autista" en este contexto, nos referimos a la experiencia de sentirse desconectado o marginado por la sociedad debido a la falta de conformidad con las expectativas sociales dominantes. 

La sociedad tecnológica y superficial en la que vivimos está marcada por la homogeneidad, el ostracismo y la intolerancia hacia la diferencia. La ciberconexión, si bien ofrece oportunidades sin precedentes para la comunicación y la interacción, también puede exacerbar la polarización y la exclusión. Es imperativo desafiar las normas sociales restrictivas y fomentar un entorno donde la diversidad sea celebrada y respetada. 

Para culminar, este escrito es un llamado a reflexionar sobre la importancia de la inclusión y la aceptación de la diversidad en todas sus formas, más allá de las etiquetas y diagnósticos médicos. Solo así podremos construir una sociedad verdaderamente inclusiva y compasiva para todos sus miembros.

viernes, 9 de febrero de 2024

Guánica


Quién no ha tenido la experiencia, no tiene margen ni medida para entender la enseñanza de vida que tienen las personas en el pueblo de Guánica y su resiliencia. Es muy fácil desde la comodidad de una silla emitir una opinión al respecto. La palabra hogar, más que una palabra es un concepto, lleno de una gran cantidad de significantes. A quien ha perdido su hogar, le toca enfrentarse a la perdida de el lugar más seguro en su existencia, el único lugar donde se guardan los “souvenirs” que la vida misma nos brinda.
En ocasiones pensamos en la pérdida de un auto cómo algo fuerte, pero solo hay que visitar al “pueblo de la amistad” para que se derrumbe esa preconcepción. Hay personas que ante este evento se han visto obligados a observar impotentemente desde sus patios, el resultado de esta catástrofe. Solo hay que visitar algunas calles para poder discriminar entre la frívola representación de la prensa y la verdadera realidad, Guánica está mal. No son cinco casas rotas, en el mejor de los casos le toca ver la casa destruida de su vecino o amigo. La gente necesita del apoyo emocional para tolerar este infortunio.
Por este medio exhorto a las personas que continúen su apoyo, que no se detengan las visitas y los que han llegado, gracias por estar dispuestos.